sábado, 10 de noviembre de 2007

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Respecto a los destinatarios de esta carta, de todos los escritos de Pablo, Gálatas es la única carta dirigida específicamente a un grupo de iglesias. Esto porque Galacia no era una ciudad, sino una región del Asia Menor que incluía muchos pueblos. Se tiene como destinatarios entonces a distintas congregaciones esparcidas por Galacia.

Al hablar de los destinatarios a los que escribe Pablo, existen opiniones contrarias. El versículo 2 se limita a decir: "a las iglesias de Galacia" y no menciona ciudades específicas dentro de Galacia a las que se dirige la carta. Históricamente Galacia recibió su nombre de los galos, que fueron tribus nómadas procedentes de la Galia germana a principios del siglo III a.C. En el siglo I A.C. el término "Galacia" se usaba, en su acepción geográfica, para denominar la región norte-central del Asia Menor, donde se habían establecido los galos, y desde el punto de vista político, para designar la provincia romana del Asia Menor sur-central.

Esto significa que en la época de Pablo existía una doble acepción de la palabra "Galacia". La primera acepción era la Galacia desde el punto de vista étnico, que se refería a los descendientes de los antiguos gálatas que habitaron la región a partir del siglo III a.C y localizados en la región norte-central del Asia Menor. La segunda acepción era la Galacia política, que se trataba de la provincia romana de Galacia, hablando en términos políticos y ubicada en la región sur-central del Asia Menor.

Para algunos Pablo se dirigía a los gálatas del norte étnicamente hablando. Otros consideran que se dirige a la Galacia del sur en términos políticos.

Lo más aceptado es que Pablo escribe a las iglesias de la Galacia política o del sur, que incluye las ciudades de Iconio, Listra y Derbe, lugares en los que Pablo y Bernabé fundaron iglesias durante el primer viaje misionero del apóstol (Hechos 14:1-23).

Otra pregunta que ha generado polémica es la fecha en la que se escribe la carta a los Gálatas. La respuesta a esta interrogante tiene relación directa con la posición adoptada sobre los destinatarios de la carta, ya que si Gálatas se dirige a los galos del norte de Asia Menor, entonces probablemente fue escrita en 55 o 56 d.C. (después del Concilio de Jerusalén, pues Pablo predicó a ellos hasta después de dicho Concilio), pero si se dirige a la provincia romana de Galacia al sur, entonces fue probablemente escrita en 48 o 49 d.C. (antes del Concilio de Jerusalén, pues el tema de la circuncisión parece algo candente en Gálatas 2:1-10 y no algo concluido como aparece en Hechos 15:22-29). Para este último caso, Gálatas sería uno de los primeros libros—si no el primero—del Nuevo Testamento incluso antes de Tesalonicenses. Para conocer la fecha en que se escribe Gálatas, se debe tomar como referencia el "Concilio Apostólico o Concilio de Jerusalén", que es por todos aceptado que se da aproximadamente entre el año 49 o 50 d.C. Se tiene que ubicar a Gálatas antes o después del Concilio de Jerusalén, que es registrado en el capítulo 15 de Hechos. Los que sostienen que Gálatas habría sido escrito en el año 49 o 50 d.C. dicen que se dio antes del concilio de Jerusalén porque el relato de Hechos 15 no es la referencia de lo dicho en Gálatas 2:1-10 debido a que en este último pasaje no se dice nada del acuerdo al que se llegó en el Concilio de Jerusalén, lo cual aparece en Hechos 15:22-29. Si se dice que Gálatas fue escrita en el 49 o 50 d.C. y antes del Concilio de Jerusalén, se afirma por consecuencia que los destinatarios de la carta habrían sido las iglesias ubicadas en el sur de Galacia. No es posible decir que se escribió antes del Concilio de Jerusalén y que fue dirigida a las iglesias del norte de Galacia debido a que Pablo no evangelizó dicha región sino hasta después de realizado el concilio, y no podía haberles dirigido una carta como lo es Gálatas sin siquiera conocerles y sin que ellos conocieran el evangelio predicado por el apóstol.

Ya que el Nuevo Testamento no menciona ninguna ciudad o pueblo en el norte de Galacia, es razonable pensar que Pablo dirigió su epístola a las iglesias ubicadas en la parte sur de la provincia romana, sin incluir la región étnicamente gálata, poblada por inmigrantes galos. Lo más aceptado es entonces que la carta fue dirigida a las ciudades del sur de Galacia y que fue escrita entre el 55-56 d.C. (después del Concilio de Jerusalén). Hay quienes atacan esta conclusión diciendo que Hechos 15 no concuerda con Gálatas 2:1-10 (y pretenden relacionar Gálatas 2 con Hechos 11:30), pero se puede argumentar que ambos pasajes efectivamente se refieren al mismo acontecimiento pero que Lucas y Pablo tienen una perspectiva distinta al momento de escribir, y no existe contradicción alguna entre las dos narraciones.

Un aspecto que se debe recordar siempre es que esta carta está dirigida a creyentes, es decir a iglesias, y no a inconversos.

Otro aspecto a estudiar es el lugar en el que Pablo se encuentra al momento de escribir esta carta y con quiénes se encuentra, es decir, qué personas son las que se mencionan en el versículo 2 ("todos los hermanos que están conmigo"). Para dar respuesta a esto se toman como base las narraciones del libro de los Hechos, y por ello se presentan a continuación los pasajes bíblicos y los años en que se dan los tres viajes misioneros de Pablo, así como también los mapas para poder ubicarse en el contexto geográfico:

Primer viaje misionero (46-48 d.C.): Hechos 13:1-15:35.



Segundo viaje misionero (49-52 d.C.): Hechos 15:36-18:21.



Tercer viaje misionero (53-57 d.C.): Hechos 18:22-21:16.



En el primer viaje misionero Pablo visita Derbe, Listra e Iconio (ciudades de Galacia) para evangelizar estas ciudades, exponerles el mensaje de salvación y fundar iglesias ahí. No hay lugar a dudas que Gálatas no fue escrita en el primer viaje misionero de Pablo, pues en esa ocasión apenas visitaba por primera vez las ciudades del sur de Galacia para predicarles la Palabra y fundar las iglesias ahí. Por tanto se debe encontrar lugar para el momento en que se escribe esta carta en el segundo o tercer viaje misionero de Pablo.

En el segundo viaje misionero Pablo visita Derbe, Listra e Iconio (Hechos 16:1-2) y por lo que se puede apreciar, todo se encontraba en orden en dichas iglesias del sur de Galacia.

Gálatas habría sido escrita en el tercer viaje misionero de Pablo, el cual se da entre los años 53-57 d.C. Tal como se dijo anteriormente, la carta se puede ubicar entre los años 56-57 d.C., es decir casi al final del tercer viaje misionero. Al inicio de este viaje el apóstol visita Derbe, Listra e Iconio (ciudades de Galacia a las que luego escribe), tal como aparece en Hechos 18:23. Luego Pablo pasa por Frigia y llega a Éfeso. Entonces posición más aceptada es que Pablo escribe a los Gálatas estando en Corinto o en Macedonia durante los últimos años de su tercer viaje misionero, o sea alrededor de los años 56-57 d.C.

En base a lo dicho en el párrafo anterior se interpreta en consecuencia que "todos los hermanos que están conmigo" se refiere a los hermanos que acompañaban a Pablo en su viaje misionero y a los hermanos de la iglesia de Corinto o de Macedonia, dependiendo de dónde se encontrara Pablo al momento de escribir la carta.

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El versículo 3 es un saludo típico de Pablo al escribir a las iglesias.

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La expresión "del presente siglo malo" significa "el sistema perverso del mundo", el cual está bajo el dominio de Satanás (2 Corintios 4:4). El poder del sacrificio de Cristo para librar del dominio de Satanás es expresado casi de la misma manera en Colosenses 1:13 por el apóstol Pablo.

La última parte del versículo 4 enseña que la voluntad de Dios el Padre es rescatar a la humanidad del poder y dominio de Satanás para regalar el perdón y que así todos los hombres pasen de las tinieblas a la luz de Cristo. Dios no quiere que nadie se condene sino por el contrario quiere que todos los hombres se salven. Lamentablemente en la mayoría de los casos las decisiones de los hombres no concuerdan con la voluntad de Dios. Este mismo deseo de Dios por salvar al hombre se expresa en 1 Timoteo 2:4: "el cual quiere que todos los hombres sean salvos y vengan al conocimiento de la verdad." Aun si la Biblia no hiciera esta afirmación explícitamente, es obvio que si Dios manda a Jesucristo a morir y sufrir tanto por amor a la humanidad ¡es porque quiere que todos sean salvos! Caso contrario hubiese bastado con no haber enviado a Jesucristo a morir por los pecadores y así automáticamente toda la humanidad estaría condenada.

Aunque la necesidad del perdón de los pecados es de parte del hombre y no de parte de Dios, es impresionante que Dios sea quien está buscando continuamente al hombre aun cuando este tiende a alejarse e ignorar voluntariamente a Dios y a Su Palabra (Jesucristo). Es precisamente por esa razón que cuando Dios juzgue las almas y pida cuentas a cada persona, no existirán excusas valederas para los condenados debido a que la oportunidad de salvación ha sido dada a todos y Dios ha buscado incansablemente al hombre para que este se arrepienta y acepte el regalo de la salvación ofrecido por Dios a todo aquel que cree (Juan 3:16). El alcance de la salvación no excluye a nadie pero el gran impedimento que el hombre mismo se pone es la incredulidad y el rechazo a Jesucristo. Dios no tiene un "simple deseo o inclinación" por salvar al hombre, sino un profundo anhelo, pasión y amor por salvar y redimir a la humanidad. Es claro que esto no se alcanza a comprender con la finita mente humana, pero para formarse una idea basta pensar en lo siguiente: ¿cuánto podría amar el Padre a Jesucristo? Si el Padre consideró tan esencial e importante salvar a la humanidad y en Su amor por el hombre estuvo dispuesto a entregar a Su Hijo Unigénito para redimir a los pecadores, esa es la medida del amor de Dios por los seres humanos y a la vez la medida del deseo que Dios tiene por salvar a los pecadores de la condenación eterna. ¡No hay duda que la voluntad y el deseo de Dios es que todos se salven y que vengan al arrepentimiento y al conocimiento de la Verdad, y la Verdad es Jesucristo! (Juan 14:6).

Otro elemento interesante que se toma del versículo 4 es que dice: "de nuestro Dios y Padre." Desde ahí se puede encontrar reflejada la enseñanza y doctrina de la adopción de Dios hacia el hombre, dándole a este el privilegio de llegar a ser gracias al sacrificio de Jesucristo no solamente una criatura de Dios sino un hijo adoptivo de Dios con todos los derechos y privilegios que esto representa. Gracias a esa adopción se da el clamor "¡Abba, Padre!", del que se habla en Romanos 8:15.

Otra conclusión muy certera o que no da lugar a dudas tomada de Gálatas 1:4 en la expresión "nuestro Dios y Padre" es que la carta a los Gálatas se dirige a creyentes, es decir iglesias que habían escuchado el mensaje del evangelio y lo habían creído. Se dirigía a cristianos que a su vez eran hijos de Dios. Esa posición de hijos de Dios es gracias a recibir la Palabra del evangelio con fe, o sea recibir a Cristo, quien es la Palabra, y establecer una relación personal con Él, amándole y creyendo en todo lo que ha prometido (Juan 1:12).

(1:5)

El versículo 5 es una doxología o adoración y exaltación a Dios proclamando Su gloria y eternidad.

Sólo hay un evangelio (Gálatas 1:6-10)

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Al leer las otras cartas escritas por Pablo se observa que en los saludos o prólogo de las cartas tiene la costumbre de dar algún tipo de descripción o felicitación a sus destinatarios, pero esto no es el caso de Gálatas porque inmediatamente luego de decir "a las iglesias de Galacia:", prosigue con la expresión "Gracia y paz sean a vosotros.", y no da ningún tipo de descripción ni felicitación a las iglesias de Galacia. Esto podría tener su explicación en la molestia o desaprobación de Pablo ante la actitud de los Gálatas al cambiar de parecer o no mantenerse firmes en la fe. Al respecto se explicará en detalle más adelante.

A partir del versículo 6 comienza el contenido o desarrollo pleno del mensaje de esta carta a los gálatas.

Existe en Pablo un tono de molestia y desagrado por la actitud de los gálatas. Para comprender el contexto de lo que estaba sucediendo en las iglesias de Galacia al momento en que Pablo les dirige esta carta y lo que motivó al apóstol a escribirles, se debe partir de una introducción general de lo que se vivía en las iglesias de Galacia en ese momento.

Existía una contienda entre judíos que habían llegado al cristianismo y los gentiles que se habían convertido luego de que Pablo les predicara en Galacia (gentiles anteriormente, pues en sentido espiritual cuando se convierten al cristianismo se catalogan como iglesia o salvos por la gracia de Cristo y ya no como incircuncisos, mundanos, paganos o gentiles).

El problema que se estaba dando era cuestión doctrinal y de fe. Los judaizantes estaban enfatizando que no bastaba con creer en Jesucristo para obtener la salvación, sino que además se necesitaba obedecer las prácticas judías y lo que desde tiempo atrás se había venido predicando en las sinagogas, acerca de la Ley de Moisés. Nace la pregunta si las iglesias de Galacia no habían comprendido o habían olvidado lo que Pablo les predicó inicialmente del evangelio de Jesucristo. Según lo que Pablo les expresa en la carta resulta más creíble pensar que el problema fue que habían olvidado el mensaje de salvación predicado por el apóstol o que simplemente habían perdido o estaban perdiendo esa fe de la salvación exclusivamente por el sacrificio de Jesucristo y la gracia de Dios.

Lo que Pablo enfatiza a lo largo de la carta es en pocas palabras: "la Ley condena, la fe salva". Los judaizantes estaban tratando de convencer a las iglesias de Galacia que "la fe por sí misma no es suficiente y no puede salvar, pero si se combina la fe con la Ley de Moisés y la obediencia a las prácticas del judaísmo, sólo así se puede llegar a tener la salvación". Esta enseñanza llena de enojo al apóstol Pablo por el engaño que les estaban presentando y a la vez desaprueba la falta de fe de la iglesia al comenzar a creer y poner atención a esa doctrina errónea.

Pablo quiere confirmar de una vez por todas que ser cristiano no es practicar una religión sino vivir una fe fundamentada en Cristo y Sus enseñanzas.

Históricamente siempre había existido una clara y marcada división entre judíos y gentiles. El judío había tenido a lo largo de la historia un orgullo nacional de encontrarse más cerca de Dios y de tener acceso a Dios, por lo cual consideraban a los gentiles como perdidos y mundanos que estaban completamente separados de Dios. Borrar esa mentalidad del judío no era nada fácil. Luego del sacrificio de Jesucristo se tiene un común denominador tanto para judíos como para gentiles, y Jesús es todo lo que cualquier ser humano necesita para llegar a Dios y salvarse. Pero introducir ese concepto en la mentalidad judía que por tantos años había venido fundamentando sus esperanzas de salvación en la obediencia a la Ley de Moisés era algo sumamente difícil y es en ese sentido que aparecen los judaizantes a predicar ese "evangelio diferente" a las iglesias de Galacia, pretendiendo hacer una mezcla o combinación entre la fe en Jesucristo y la obediencia a la Ley de Moisés como camino a la salvación. Básicamente era casi como querer convertir gentiles al judaísmo pero teniendo como buenas las enseñanzas de Jesucristo (aunque no recibiéndolas a plenitud obviamente).

Las iglesias de Galacia habían sido evangelizadas inicialmente por el apóstol Pablo y fue hasta después que llegan los judaizantes a perturbar el mensaje puro del evangelio.

Es seguro que estos judaizantes conocían a Pablo, estaban en contra de él y trataban de deslegitimarlo como verdadero apóstol y servidor de Dios. Querían socavar la autoridad de Pablo y a la vez su mensaje. Es por eso que al inicio de la carta en el versículo 1 Pablo afirma que su apostolado proviene de Dios y en consecuencia sus enseñanzas también.

Se trataba de un problema, grave, serio y urgente que debía ser tratado cuanto antes y con firmeza. Lo que estaba en polémica era la parte más importante de la doctrina cristiana, que es la salvación por gracia ofrecida por Jesucristo mediante Su sacrificio en la cruz para salvar a todos los que en Él creen.

La frase "estoy maravillado de que tan pronto" denota tiempo. Para saber a cuánto tiempo se refiere la expresión "tan pronto" se debe conocer el lapso transcurrido desde la primera vez que Pablo visita a las iglesias de Galacia para evangelizarlos y fundar ahí iglesias, la segunda visita en su segundo viaje misionero, y el momento en que les escribe la carta. Para ello es necesario ubicarse en las fechas en que se dan los viajes misioneros. Se explicó anteriormente que Pablo habría evangelizado por primera vez a las iglesias de Galacia en su primer viaje misionero, es decir entre los años 46-48 d.C. También se explicó que la carta a los Gálatas habría sido escrita al final de su tercer viaje misionero, o sea entre los años 56-57 d.C. El segundo viaje misionero se da entre los años 49-52 d.C. Si ese "tan pronto" se refiriera al lapso desde la primera vez que los evangelizó hasta el momento que les escribe, el tiempo máximo que podría haber transcurrido son nueve años, pero teniendo en cuenta que en el segundo viaje misionero los vuelve a visitar y las cosas parecían estar en orden, el tiempo que transcurre entre esa visita en su segundo viaje misionero y el momento en que les escribe la carta sería entre cuatro a seis años. En cualquiera de los casos es definitivo que menos de una década es un tiempo extremadamente corto para cambiar de convicciones. Una iglesia bien fundamentada en su doctrina permanece años y nunca cambia sus convicciones, doctrinas y creencias; pero como se ve en este caso, las iglesias de Galacia estaban dudando de la verdadera doctrina y perdiendo su fe o cambiando de parecer extremadamente rápido.

Pablo les dice que se habían alejado del que los llamó por la gracia de Cristo. Alejarse del verdadero evangelio de Jesucristo significaba directamente alejarse de Dios.

La expresión "un evangelio diferente" usada en el versículo 6 es el evangelio adulterado que estaban introduciendo los judaizantes en las iglesias de Galacia, pues luego de recibir el verdadero evangelio de la salvación por la gracia de Jesucristo, se estaban volviendo atrás por la influencia de los judaizantes.

En el versículo 6 se utiliza la palabra "gracia", la cual se usa a través de toda la carta. Igualmente se encuentra que la salvación es un llamamiento de Dios. La salvación se origina en un llamado que Dios hace a las personas para que se arrepientan y sean salvas. Dios conoce de antemano quienes se han de salvar y quiénes no, pero eso no lo hace responsable moral de la decisión de cada uno. En el comentario que se hace de Gálatas 4:9 se profundiza en el aspecto de la "elección y predestinación".

(1:7)

Las personas que perturbaban a la iglesia en el versículo 7 son como ya se decía anteriormente, los judaizantes.

(1:8)

En el verso 8 se puede aprender que la única fuente de autoridad doctrinal es lo que proviene de Dios y llega al hombre a través de Jesucristo y del Espíritu Santo. No es posible considerar que un argumento "es de peso" o debe ser respetado simplemente porque lo dijo alguien reconocido o con gran preparación intelectual o erudición en cuanto a aspectos religiosos. La única autoridad es la de Jesucristo y si alguien se opone a lo dicho y enseñado por Él, no importa si es el Presidente de la nación más poderosa del mundo o si es la persona más rica del planeta, su enseñanza debe ser desechada. Tanto es así que Pablo dice que aun si él mismo les enseñara un evangelio diferente o inclusive si un ángel del cielo lo hiciera, no deberían creerle porque la única y verdadera fuente y origen de autoridad doctrinal y espiritual proviene de Dios por medio de Jesucristo. Nótese que dice "un ángel del cielo", es decir que no se refiere a los ángeles caídos o demonios sino a un ángel bueno. Se utiliza la palabra griega a[ggelo" que se traduce como ángel o mensajero y luego añade la palabra oujranou`, que se deriva de oujranov", cuyo significado es "cielo". Nada ni nadie en el universo tiene la autoridad para establecer una doctrina o un mensaje diferente al que ya estableció Jesucristo, y si alguien tiene el atrevimiento de hacerlo es un "anatema" de acuerdo al versículo 8. La traducción en el griego original de esa palabra "anatema" es "maldición, maldito o bajo la ira de Dios". En este contexto significa que la iglesia debía expulsar y quitarle completamente todo el reconocimiento y atención dentro de la iglesia cristiana a los que predicaran otro evangelio, independientemente de quién se tratara o de su posición religiosa, social, política, económica, etc. Por supuesto que estos falsos predicadores tenían sobre ellos una maldición de Dios por predicar falsedades.

(1:9)

Es tan definitiva la afirmación del versículo 8 que Pablo tiene que repetir lo mismo por segunda vez en el versículo 9. El evangelio recibido al principio por los gálatas es el que Pablo les predicó en su primer viaje misionero y es el que debía permanecer siempre en sus mentes y corazones.

(1:10)

Pablo sabía que su carta hasta ese momento estaba siendo dura y directa, pero el versículo 10 no se trata de una disculpa por hablarles de esa forma, sino por el contrario justifica su dureza al escribirles de esa manera y les aclara que si su propósito fuera agradar a los hombres, no habría necesidad de contradecir a nadie, sino que simplemente ignoraría los problemas y evitaría problemas y críticas. Pero Pablo no buscaba el favor ni el aplauso de los hombres sino que cumplía fielmente el ministerio que Dios le había encomendado de proclamar la verdad y mantenerse fiel a la Palabra que le había sido dada y a lo que Jesucristo le reveló. Al leer el libro de los Hechos se ven los sufrimientos que Pablo pasó por predicar la Palabra y mantenerse fiel al mensaje del evangelio, por ejemplo lo que le sucedió en Éfeso (Hechos 19) y tantos otros sufrimientos que describe la Biblia que por causa del evangelio tuvo que sufrir el apóstol. Muchos odiaban a Pablo por lo que predicaba. Es seguro que los judaizantes eran uno de esos grupos que odiaban y estaban en contra de Pablo, tratando de desacreditarlo e inferiorizar y contradecir su ministerio y enseñanzas. El argumento de Pablo en el versículo 10 es fuerte porque era sabido que el predicar a Jesucristo a él le había traído persecución, de modo que nadie podía decir que predicaba para obtener dinero o lucrarse mediante su ministerio. Esto lo reafirma el apóstol al decir que su objetivo no era agradar a los hombres ni que éstos lo felicitaran, sino que como siervo de Dios cumplía con fidelidad su ministerio a pesar de todas las consecuencias y padecimientos que esto traía consigo.

Pablo defiende su llamamiento al ministerio y su apostolado (Gálatas 1:11-24)

(1:11)

Así como en el versículo 1 Pablo afirma que su apostolado no es de hombres sino de Dios, de la misma manera en el versículo 11 escribe que el evangelio que les predica no es de su propia invención sino que viene de parte de Dios. Con esto Pablo se declara a sí mismo como siervo y mensajero de Dios y no como autor del mensaje. Debe tenerse presente que Pablo en ningún momento estaba tratando de defender su reputación o de que su nombre no fuera manchado por las acusaciones. Eso no era lo que le importaba tanto a Pablo, y hasta podría decirse que era lo que menos le importaba. Su misión era defender la verdad del evangelio de Jesucristo. Por eso les hace ver que su mensaje y apostolado venía de Dios, no para vanagloriarse o para levantar su propio nombre, sino por amor al ministerio y misión que Dios le había dado de predicar la verdad.

(1:12)

Cuando una persona aprende algo siempre tiene que dar algún tipo de crédito a sus mentores o guías, maestros, etc. Pareciera demasiado orgullo de parte de Pablo decir que lo que predicaba no se lo enseñó ningún hombre, pero no se trata de orgullo porque precisamente la revelación que Jesucristo le hizo del evangelio fue de manera directa sin la intervención de ninguna otra persona. Este fue un caso singular que Jesucristo se le reveló de esa manera. Pablo no podría hablar de la manera que lo hace en el versículo 12 con respecto a su aprendizaje de la Ley de Moisés y del judaísmo, pues para comenzar su padre fue judío y le tuvo que haber enseñado desde su niñez la Ley de Moisés, tal como era la obligación de todos los cabezas de hogar o padres judíos para con sus hijos (Deuteronomio 6:7). Pablo recibió instrucción o estudió y aprendió con Gamaliel sobre la Ley de Moisés. Entonces Pablo no podría haber dicho que por sí mismo o sin ayuda de ningún hombre llegó a conocer la Ley de Moisés. Pero respecto al evangelio sí podía afirmar que ningún hombre le enseñó sino únicamente Dios. ¿Podría alguien citar a una persona que le enseñó a Pablo las verdades del evangelio, aparte de Jesucristo mismo? La respuesta es que no hay ninguna persona aparte de Jesús, y es eso lo que Pablo expresa en el versículo 12. Definitivamente que hace alusión a su experiencia cuando se le aparece Jesucristo en el camino a Damasco (Hechos 9:3-6).

(1:13)

Pablo utiliza su actitud antes de convertirse a Cristo como argumento para demostrar que la revelación del evangelio le fue dada por Dios. No se puede mover fácilmente de sus convicciones a un judío radical e instruido como lo fue el apóstol Pablo, y ningún hombre podría haberlo hecho cambiar de parecer y cambiar totalmente sus ideas y creencias de un día para otro. Ese es un fuerte argumento para demostrar que Jesús le había revelado el evangelio y que su cambio de actitud era por la gracia que Dios derramó sobre su vida. Pablo reconoce que él era muy cruel con la iglesia de Dios y que trató de destruirla ("la asolaba"). Pablo perseguía implacablemente a los cristianos y se esforzó por erradicarlos (Hechos 8:3; 22:4-5; 26:9-11). En realidad odiaba a los cristianos. Sólo un cambio de Dios en su vida podría haber hecho el cambio en su mentalidad y en su corazón. Ese fue el milagro de la salvación que Dios obró en Pablo para convertirlo en Su siervo, ya que sólo una intervención divina podía transformar súbitamente a Pablo de un fanático judío a un celoso misionero cristiano.

(1:14)

La posición y erudición que Pablo alcanzó dentro del judaísmo eran dignas de respeto y admiración por parte de todos sus contemporáneos judíos. Estudió con Gamaliel y respetó de forma ejemplar los rituales judíos durante toda su vida antes de llegar al conocimiento de Jesucristo (Filipenses 3:4-6).

(1:15)

Dios ya tenía señalado el tiempo en el que Pablo sería cambiado por el poder de Jesucristo para convertirse en un instrumento útil para la predicación y expansión del evangelio. Dios había seleccionado a Pablo desde antes de la fundación del mundo para que fuera su siervo y que llevara la Palabra del evangelio a muchas naciones y permanecieran las enseñanzas que Dios le manifestó por generaciones perpetuas. Dios escoge a Pablo desde antes de su nacimiento de la manera que lo hizo con los grandes profetas del Antiguo Testamento (Isaías 49:1-5; Jeremías 1:5). El ministerio de Pablo no era menos importante que el de los grandes profetas como Isaías y Jeremías.

La razón por la cual Dios llamó a Pablo es "por su gracia" según el versículo 15. No fue por méritos especiales y mucho menos por buena conducta (pues Pablo era un asesino de cristianos), sino que fue por amor, gracia y misericordia y no por obras o méritos propios.

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